Este lunes el gobierno de EE.UU. anunció sanciones en contra de Rosneft Trading, filial de la petrolera estatal rusa Rosneft. Las sanciones se encuentran motivadas por la ayuda que presta la petrolera a Venezuela para la comercialización de su crudo. El gobierno encabezado por Donald Trump, también advirtió que tomaría medidas similares en contra de otras empresas que colaboren con el régimen de Maduro.

La respuesta del Ejecutivo ruso, -que estuvo a cargo de su canciller-, fue la de “rechazar categóricamente las sanciones unilaterales, con las que EE. UU. aspira lograr la hegemonía global e intenta someter a todo el mundo bajo su voluntad”, señalando también que las presentes sanciones “no repercuten y no pueden repercutir en la política rusa en los asuntos internacionales, incluida la cooperación con las autoridades legítimas de Venezuela, Siria, Irán o cualquier otro país”.

Sumado a lo anterior, el gobierno ruso manifestó que EE.UU. utiliza dichas medidas para crear mejores condiciones para sus compañías, ya que no pueden resistir una competencia justa con los productores rusos en el mercado internacional.

Para finalizar, Moscú declaró que la política estadounidense destruye el mercado internacional e invitó a los políticos de la Casa Blanca a que detengan la presión económica y militar sobre Rusia, ya que sólo profundiza la crisis en las relaciones bilaterales.