Este lunes marcó un hito para el mercado del oro, ya que su precio alcanzó un máximo histórico de US$ 2.135 la onza, superando el récord anterior de US$ 2.072 establecido en agosto de 2020. Este aumento del 3 % se atribuye a diversos factores que han creado un entorno propicio para el metal precioso.

En primer lugar, las crecientes expectativas entre los inversores de recortes en las tasas de interés han impulsado la demanda de activos no rentables como el oro. La confianza en que la Reserva Federal de EE.UU. pueda reducir los costos de los préstamos a partir de marzo del próximo año ha influido en esta tendencia. Las tasas de interés más bajas han disminuido el atractivo de los bonos del Tesoro estadounidense, elevando la atracción del oro, que no genera intereses.

La caída en el rendimiento de la letra del Tesoro estadounidense a 10 años, que pasó del 5 % a mediados de octubre al 4,3 % el lunes, respalda esta dinámica. Daria Efanova, jefa de Investigación de Sucden Financial, señaló que las expectativas del fin del ciclo de ajuste han contribuido a la disminución de los rendimientos a largo plazo, creando un ambiente más favorable para el oro.

Además, la debilidad del dólar ha jugado un papel crucial en este ascenso. La anticipación de recortes en las tasas de interés suele afectar negativamente al valor del dólar, lo que hace que el oro, cotizado en esta moneda, sea más atractivo para inversores extranjeros. El mes pasado, el dólar experimentó una caída del 3 % frente a otras divisas principales, facilitando la adquisición de oro para inversores fuera de Estados Unidos.

A largo plazo, el oro también se ha beneficiado de un clima mundial tenso. Las tensiones geopolíticas, como la invasión rusa a Ucrania, los conflictos en Israel y Gaza, las disputas comerciales entre Estados Unidos y China, y las preocupaciones en el Mar del China Meridional y Taiwán, han generado una sensación de inquietud. En este contexto, los inversores ven el oro como un refugio seguro, contribuyendo al aumento del precio.

Los bancos centrales de mercados emergentes también están contribuyendo al auge del oro. Preocupados por la inestabilidad económica y las tensiones geopolíticas, estos bancos han aumentado significativamente sus compras de oro como reserva de valor alternativa. Según el Consejo Mundial del Oro, en 2022, los bancos centrales de mercados emergentes compraron 800 toneladas métricas de oro en los primeros tres trimestres del año.