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Las tecnologías elevadas cada vez cogen más fuerza en los sistemas de transporte del mundo y en Colombia

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Al momento de hablar de desarrollo de ciudad en cuanto a los sistemas de transporte, para la mayoría de personas es ajeno el tipo de tecnologías que son implementadas y las implicaciones que esto tiene, en especial si dicha tecnología es elevada o a superficie; pero al momento de tomar la decisión de cual de las dos seleccionar es fundamental revisar temas como la inversión en infraestructura, la velocidad operativa, el área de intervención requerida en su implementación, el componente medioambiental y afectación arbórea que sin duda es primordial hoy en día, el tiempo de ejecución del proyecto y los factores de riesgo que pueden afectar el cronograma y presupuesto, además de mediciones de índices como los niveles de accidentalidad, la congestión vehicular y la contaminación a ser generada.

Definitivamente la flexibilidad y adaptabilidad de las tecnologías elevadas las convierten en una tendencia global que se está tomando el mundo y su costo–beneficio es sin duda un factor que los gobiernos deben tener en cuenta, sobre todo en países y momentos en los que la economía se ha visto tan afectada por diferentes causas hace que este tipo de soluciones se convierten en aliados claves.

En primer lugar, en cuanto a los tiempos de ejecución, la infraestructura de los sistemas a nivel requiere de altas inversiones en adecuación de muchos componentes a lo largo del trayecto de cada proyecto, grandes movimientos de redes de servicio público (energía, acueducto y alcantarillado, gas, etc.) lo que lleva a alta incertidumbre y riesgos de éxito del proyecto por la gran cantidad de variables, que juegan un papel tan importante en alcanzar los hitos de la ejecución y que potencialmente pueden causar retrasos y sobrecostos.

Los sistemas elevados que utilizan infraestructura prefabricada, hacen que su infraestructura pueda fabricarse en otros lugares y solo ser transportada al momento de ser instalada, lo que minimiza mucho el tiempo de ejecución y los traumatismos tanto en movilidad como afectación a la comunidad de moradores del corredor.

Dichos sistemas elevados permiten alcanzar tiempos de ejecución de hasta 1 kilometro por mes, lo que los hace muy eficientes en su proceso de construcción.

Segundo, en la intervención de la infraestructura, los sistemas a nivel requieren de una mayor intervención e inversión debido a que deben ajustar el corredor existente para introducir carriles adicionales dedicados al nuevo sistema de transporte, requiriendo hacer una reconfiguración vial completa tanto para los carriles apropiados para el nuevo sistema como para los carriles adicionales (ocupando ante-jardines, propiedades, espacios públicos, etc.). Los sistemas elevados requieren mucho menos espacio pues la vía va elevada y solo se afectan pequeños espacio como separadores viales ya existentes liberando el corredor para posteriormente poder ejecutar acciones que mejoren la movilidad actual como implementar corredores de ciclo-caminabilidad, parques, pasos peatonales, etc.

Tercero, al hablar de la velocidad operativa, la velocidad promedio de corredores viales en hora pico es muy baja lo que dificulta la introducción de nuevos actores viales adicionales como un sistemas a nivel, además de tener que interactuar con todos los demas actores viales con los que debe compartir el corredor (intersecciones semaforicas, glorietas, ciclorrutas, pasos peatonales, etc.) incrementando el número de paradas requeridas. Los sistemas elevados, al no tener ningún tipo de interacción con otros actores viales y circular por una vía de su uso exclusivo, permiten garantizar las velocidades operativas permitiendo garantizar tiempos de respuesta y de espera de pasajeros, etc. Menos paradas y mejor velocidad operativa en el sistema elevado significa menos desgaste y menor consumo energético.

Cuarto, el área de Intervención como se menciona anteriormente, para un sistema a nivel la reconfiguració vial requerida para su implementación es de al menos 4 carriles (2 para el nuevo sistema de transporte y 2 para reemplazar los destinados a dicho sistema para uso de vehículos y de más actores viales). El sistema elevado solo debe afectar el corredor en el ancho de sus columnas, que como se mencionó anteriormente puede hacerse en los separadores viales ya existentes sin requerir mayor reconfiguración vial, obteniendo ahorros de más del 90% en el área a ser intervenida.

Un quinto factor de suma importancia es la reducción del presupuesto, pues el sistema elevado al requerir menos intervención en infraestructura (punto 1), menos área de intervención (punto 3), y al ser más eficientes en la ejecución (punto 5), hace que el presupuesto de ejecución pueda reducirse hasta en un 44% al compararlo con la implementación de un sistema a nivel. El componente predial juega un papel determinante en los presupuestos de ejecución, y el sistema elevado al requerir mínima o muchas veces ninguna reconfiguración vial exige mínima inversión predial lo que liberaría recursos para otras inversiones que requiera el municipio o la nación.

Como sexto punto, en este tipo de proyectos es fundamental resaltar el componente medioambiental, que puede significar ahorros de más de 8.000 toneladas de CO2 al implementar tecnologías elevadas (5.000 ton CO2) en lugar de la tecnología a nivel (más de 13.000 ton CO2), esto tanto por la operación (menos consumo energético de la tecnología elevada) como por su construcción (menos concreto requerido para el sistema elevado, menos de la mitad que para el sistema a nivel), pues esto implica menos transporte de material, lo que conlleva a utilizar menos volquetas, camiones de concreto, equipos para construcción, etc.

La tala de árboles con el sistema elevado se reduce significativamente por su flexibilidad en el trazado pudiendo ser desplazado hacia los costados de la vía en caso de ser requerido, además de que mucho del componente vegetal puede implementarse bajo el sistema elevado.

Por último existen otros factores externos que se deben contemplar como la accidentalidad, congestión y contaminación en el corredor. Muchas decisiones de selección de tecnología se pueden basar en mediciones de externalidades como la reducción de accidentalidad en el corredor, mejoramiento de las condiciones de movilidad y reducción de contaminación. Los valores obtenidos en la medición de estas externalidades para los tres factores son, en gran medida, mejorados con el sistema elevado por las siguientes razones:

a) Reducción de accidentalidad: El sistema elevado no tiene ninguna interacción con otros actores en la vía, lo que reduce a 0% el potencial de accidentalidad con éstos. Un sistema a nivel similar en operación al ser implementado en el corredor, puede tener en un año más de 20 accidentes con víctimas y más de 70 sin víctimas, lo que causa gastos adicionales a la ciudad y al sistema por más de 140.000 millones de pesos al año.

b) Mejoramiento de la movilidad: La implementación de otro actor en corredores de baja velocidad y alta cantidad de intersecciones viales, afecta la movilidad en el trazado del proyecto y congestiona aún más un corredor con altos problemas de movilidad, desplazando flujo vehicular a otras vías alternas potencialmente congestionando además las zonas aledañas al corredor (ver punto 2).

c) Reducción de contaminación: Mucho menos emisiones de contaminantes con el sistema elevado vs. el sistema a nivel como se expuso en el punto 4.

Para Juan Felipe Vasquez, Gerente Comercial de BYD Motor Colombia

“Además de todos los beneficios expuestos anteriormente sobre la tecnología elevada en comparación con la tecnología a nivel, la coyuntura mundial que vivimos por la pandemia debe hacer que los administradores de los recursos público giren su atención a estas tecnologías elevadas en momentos donde los sistemas de transporte se ven tan afectados en sus finanzas poniendo en riesgo su sostenibilidad, sin mencionar los ahorros que traería al presupuesto nacional y municipal, liberando recursos para otro tipo de obras sociales y de beneficio para la comunidad. Es fundamental garantizar la pluralidad de tecnologías en los procesos de selección de estas, de forma que se obtenga el mayor beneficio desde el punto de vista presupuestal, para los ciudadanos y para garantizar el éxito del proyecto”.