En el norte de Gran Bretaña se encuentra la «Isla de Man», catalogada en el mundo de las carreras como «la más peligrosa del mundo», en 110 años de existencia ha dejado un saldo de 240 muertos, donde las razones principales son la velocidad y el vértigo.
La carrera cuenta con un circuito de 59 kms que comprende la isla en su alrededor, donde motos de alto cilindraje comandan la competencia en un panorama completamente urbano donde los carros comunes también transcurren a unos 200 kilómetros por hora aproximadamente.
«A menos que uno sea un piloto de combate, ver los videos de las cámaras a bordo de las motos atravesando el circuito de la Isla de Man resulta, por lo menos, difícil de creer», manifestó el analista de motociclismo de origen británico Tom Rostance, quien trabaja para la BBC.
En los últimos 17 años se ha producido por lo menos un fallecimiento por carrera, en la versión 2016 cobró la vida de cuatro, y en este año se ha llevado a tres, un irlandés, un holandés y un británico.
«Vas en una moto de alta cilindrada a casi 200 kilómetros por hora por unas curvas que no están diseñadas como un circuito profesional. Cualquier error te puede costar la vida. Durante años la gente de la Isla de Man estuvo intentando esconder de alguna forma los riesgos que implicaba participar en la carrera. Y eso la estaba dañando». Aseguró Paul Phillipps, gerente del evento.
«Si Roger Federer falla un golpe, pierde un punto. Si yo meto mal el freno, me mato», añadió Quale quien ve esta carrera en la Isla de Man como un «suicidio», pero que la velocidad y las ganas de triunfar, llevan a arriesgar la vida los participantes.
«La carrera se hace en el formato de contrarreloj, el mismo del ciclismo: el que menos tiempo se demore en recorrer el circuito es el ganador. Y eso pone un poco de presión en el corredor». Aseguró Paul Phillipps.
En esta carrera no solamente han habido motociclistas muertos, sino que además se ha visto que en el público debido a la velocidad con que las motos andan y los malos freno hacen que en el impacto también cobren vidas a los que simplemente son espectadores.
