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El Papanicolaou: un test nacido del amor que ha salvado a miles de mujeres

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El honrado era el doctor George Papanicolaou, el científico que desarrolló la prueba que lleva su nombre, se le ha catalogado como «La mayor contribución del siglo a la salud de la mujer estadounidense».

El doctor George migró hacía Estados Unidos en 1913, en busca de su pasión, a la edad de 30 años y sin la bendición de su padre, pero no estaba solo, lo acompañaba Andromachi «Mary» Mavrogeni, su amada esposa y  quien llegó a ser su asistente de laboratorio y sujeto de investigación.

Después de trabajar en un sinnumero de lugares llegó a ser empleado en el Colegio Médico de la Universidad de Cornell; realizando citologias y realizando  el estudio de las células para diagnosticar y prevenir enfermedades. su investigación se convirtió en el centro de su vida y también en el de amada Mary.

Después de analizar a los conejillos de indias, en los 20’s, el doctor comenzó a examinar los cambios celulares en las mujeres.

«Mi tío tenía un estudio maravilloso que solíamos venir con mi hermana. Era un lugar muy quieto y en su escritorio había un microscopio genial que nos dejaba usar». Cuenta Olga Stamatiou, nieta sobrina de George Papanicolaou.

En 1928, su ardua investigación dio sus frutos gracias al métoto aplicado por él mismo donde tomó una muestra de células del cuello uterino, las frotó en un portaobjetos de vidrio y !encontró que eran cancerosas! Este método fue llamado de la prueba de frotis cervical; aunque no fue reconocido por las autoridades médicas en aquella época.

«A la profesión médica, para decirlo sin tapujos, no le impresionó mi artículo, titulado ‘Nuevo diagnóstico de cáncer’. En ese momento, por alguna razón, no pude inspirar la fe de mis colegas en la viabilidad de este procedimiento».

en la década de los 40’s, publicó todo su trabajo y su investigación. «sin embargo, fui muy afortunado porque la profesión médica llegó a ver que la  ‘prueba de frotis’ podría ser una ayuda diagnóstica  muy útil». Por otro lado Mary, quien era su asistente, se practicaba la prueba todos los días durante 20 años. quién también lo alentó sin cesar y con mucho amor.

Fue hasta la década de 1950 para que los ensayos clínicos de la prueba se llevaran a cabo en EE.UU. Antes de eso, necesitaron más mujeres para ayudar a respaldar su teoría.

En 1957, Papanicolaou tuvo que abordar un tema previamente tabú.

«No estaba de moda en algunos círculos, incluso se consideraba descortés, mencionar las palabras ‘frotis vaginal, hizo campaña exitosa con organizaciones como la Sociedad Americana del Cáncer y la Federación General de Clubes de Mujeres para dar a conocer el potencial de las pruebas de Pap. Sacaron a la luz el tema prohibido. Dijeron: ‘Hay una enfermedad que es curable si se detecta lo suficientemente temprano'», señaló el doctor. «Era necesario que las mujeres quisieran hablar de ello, pedirla y presentarse al examen. Un médico no puede realizar su arte solo. Necesita un paciente».

Desde entonces, las pruebas de Papanicolaou se ha ofrecido como  rutina en muchos países, lo que significa que millones de mujeres, no han tenido que enfrentar el cáncer de cuello uterino, sino que han sido tratadas a tiempo.

El cáncer de cuello uterino sigue siendo uno de los cánceres más comunes en las mujeres en todo el mundo: 9 de cada 10 muertes se producen en países de ingresos bajos y medios, donde las pruebas de detección no son tan generalizadas.

La Organización Mundial de la Salud espera que la detección temprana junto con las vacunas contra el VPH pueda llevar a la eliminación de ese cáncer en el siguiente siglo.