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“Compartimos el compromiso de poner a la Amazonía en el centro de nuestras políticas”: Presidente Lula da Silva al Presidente Petro

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El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, le agradeció al presidente colombiano, Gustavo Petro, la invitación que le hizo para participar en la reunión técnico científica realizada esta semana en Leticia, con el fin de comenzar a definir las líneas de acción que se llevarán a la Cumbre Amazónica a celebrarse en Belem de Pará, en el mes de agosto.

“Esta es la primera vez en la historia que Brasil y Colombia cuentan al mismo tiempo con gobiernos progresistas y comparten el compromiso de poner la Amazonía en el centro de sus políticas. Tenemos mucho en común, somos dos grandes democracias, multiculturales, marcadas por el valioso aporte de los pueblos indígenas y afrodescendientes. Es natural, por lo tanto, que dos países que comparten una frontera de más de 1.600 kilómetros y tienen las dos poblaciones más grades de Suramérica, se acerquen”, manifestó el mandatario brasileño.

En su intervención en el acto de clausura del evento denominado “Camino a la Cumbre Amazónica”, el Presidente Lula da Silva recalcó que los países amazónicos tienen dos desafíos que enfrentar: uno institucional, que se refiere al fortalecimiento de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), y el otro político, que tiene que ver con la construcción de una nueva visión del desarrollo sostenible para la región.

En este sentido, aseguró que, a lo largo de los últimos años, la OTCA no ha recibido la atención que merece, por lo que la Cumbre de Belem de Pará debe servir para corregir el rumbo. “La semana pasada celebramos los 45 años de la firma del Tratado de Cooperación Amazónica, una iniciativa pionera para protegernos de la presión de actores ajenos a la región, impulsada por el debate sobre el medio ambiente y el desarrollo sostenible en los años 90. Lo que era solo un tratado evolucionó y creamos la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica, en 1998. Así surgió la única organización socio-ambiental del mundo, que también es la única con sede en Brasil”, señaló Lula da Silva.

Y agregó: “Hoy la OTCA es una herramienta que, en lugar de aislarnos, tiene la capacidad de proyectarnos hacia el centro del desafío más importante de nuestro tiempo: el Cambio Climático. Reúne a ocho países: Bolivia, Brasil, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Guyana y Surinam, y cubre una amplia gama de temas, incluidos los pueblos indígenas, la salud, el turismo, el transporte y su correlación con el medio ambiente”.

Para el presidente brasileño, es necesario que se le den lineamientos claros y recursos adecuados a la Organización, lo cual se puede lograr a través de una coalición de bancos de desarrollo y de la movilización de recursos públicos y privados. De esta manera se puede propender por fomentar actividades productivas locales sostenibles, tales como la agricultura familiar, la pesca artesanal, proyectos agroforestales y redes de emprendimiento.

“Cuidar la Amazonia es, al mismo tiempo, un privilegio y una responsabilidad (…) nos toca a nosotros definir cómo darle una buena vida a nuestra gente y cómo preservar nuestros bosques y nuestra biodiversidad. La Cumbre de Belem debe ser la plataforma para que los ocho países amazónicos asuman su rol protagónico en la búsqueda de soluciones compartidas”, enfatizó.

De hecho, el Presidente Lula da Silva planteó un compromiso de cara a 2030 que los países de la región deberían asumir en la Cumbre de agosto próximo: alcanzar para ese año la cero deforestación en la Amazonía. Asimismo, habló de trabajar juntos en la lucha contra el hambre, en salud y en proteger la propiedad intelectual y eliminar la biopiratería en la Amazonía, desarrollando y articulando los sistemas nacionales para el uso del patrimonio genético y el conocimiento tradicional.

“Las fronteras no son obstáculos para la criminalidad y nuestros sistemas judiciales y de justicia necesitan trabajar de la mano en la prevención, investigación y enfrentamiento de los delitos. Pronto estableceremos el Centro de Cooperación Policial Internacional de la Amazonía en Manaos. La creación de un sistema de control de tráfico aéreo integrado también será importante para interrumpir las rutas utilizadas por el crimen organizado. Todos sufrimos con la presencia de delincuentes, criminales involucrados en la tala, minería, caza, pesca ilegal y la ocupación de tierras públicas”, refirió.

Para el mandatario del vecino país, ante la ausencia del Estado, el narcotráfico se propaga y se convierte en vector de delitos ambientales. “Los pueblos indígenas son víctimas de la explotación ilegal de sus tierras y nuestros jóvenes, en el campo y en las ciudades, son presas fáciles de las acciones criminales que crecen en las cárceles y más allá (…) También hay que dirigir una mirada especial a la situación de las niñas y las mujeres amazónicas. La violencia de género y la explotación sexual no pueden tolerarse y las lideres mujeres deben ser escuchadas”.

Lula da Silva enfatizó que quienes protegen la Amazonia deben ser escuchados, pues si la selva sigue en pie hoy en día es en gran parte por los pueblos indígenas, las comunidades tradicionales y los defensores de la causa ambiental.

Por otra parte, el Presidente brasileño les hizo un reclamo a las grandes potencias del mundo, exigiéndoles cumplir con los compromisos adquiridos en la lucha contra el Cambio Climático: “Necesitamos exigir juntos que los países ricos cumplan con sus compromisos, incluida la promesa hecha en Copenhague, en 2009, sobre 100 mil millones de dólares al año para la acción climática, después de todo, son ellos los que históricamente han emitido la mayor cantidad de gases de efecto invernadero”.

Además, para el mandatario, los países que tienen las mayores reservas forestales y la mayor biodiversidad merecen una mayor representación en las organizaciones y diferentes mecanismos internacionales de financiación, como el Fondo Global para el Medio Ambiente del Banco Mundial.

Finalmente, Lula da Silva señaló que la descarbonización no debe agudizar las desigualdades entre los países, reeditando la relación de dependencia entre el centro y las afueras de las ciudades. “Mi sueño es que la Amazonía se convierta en un ejemplo de desarrollo sostenible y que pueda mostrar al mundo cómo es posible conciliar la prosperidad económica con la protección del medio ambiente y el bienestar social. Quiero una Amazonía incluyente, con pleno respeto a las aspiraciones de las mujeres, de los jóvenes, de los pueblos indígenas y las comunidades tradicionales (…) eso lo que vamos a empezar a construir juntos”, concluyó.