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Bogotá Brilla con el Proyecto «Calles Mágicas»

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Bogotá se encuentra sumergida en un verdadero renacimiento urbano gracias al impactante proyecto «Calles Mágicas». Este fin de semana, la Secretaría Distrital del Hábitat culminó el VIII Festival de «Calles Mágicas», un esfuerzo comunitario que ha transformado más de 260 espacios en once barrios de las localidades de Usaquén, Suba, Barrios Unidos, Rafael Uribe Uribe y Puente Aranda.

Esta iniciativa, que busca embellecer y revitalizar los rincones urbanos, ha logrado una inversión de más de 300 millones de pesos. En una muestra de colaboración y compromiso cívico, los ciudadanos han aportado su talento y dedicación, participando activamente en jornadas de pintura y plasmando diseños únicos que reflejan la identidad y el espíritu de cada comunidad.

Nadya Rangel, Secretaria del Hábitat, destacó el impulso de la comunidad en el éxito del proyecto: «Este proyecto ha avanzado gracias al apoyo de las comunidades en cada jornada de intervención. Los habitantes se han sumado con la postulación de espacios y apoyan con trabajo de pintura y plasmando los diseños creados por ellos mismos».

«Calles Mágicas»

Un toque especial en este festival se dio en la localidad de Puente Aranda, donde miembros del grupo gitano dejaron su huella al pintar la primera «calle étnica». A través de elementos culturales, transmitieron un mensaje poderoso a la ciudad: «No hay tierras extranjeras, solo viajeros». Este acto simboliza la unidad y diversidad que caracterizan a Bogotá.

La respuesta comunitaria ha sido tan entusiasta que, este mes, se alcanzó la meta de espacios postulados, con noventa y cuatro «Calles Mágicas» listas para culminar su intervención. Más allá de las jornadas de pintura, los habitantes también se han unido en talleres donde comparten ideas y símbolos para plasmar en los diseños, construyendo así un tejido social más fuerte y conectado.

El proyecto «Calles Mágicas» es un ejemplo brillante de cómo la colaboración entre la administración y la comunidad puede transformar no solo el aspecto físico de una ciudad, sino también su sentido de identidad y pertenencia. Bogotá se ha convertido en un verdadero hogar, un lugar donde el espíritu de comunidad y la creatividad florecen en cada rincón urbano.