Ser mujer es sinónimo de vida… muchas veces quizás hemos escuchado esta metafórica comparación que del todo no esta tan alejada de la realidad. Son ellas quienes tienen en sus hombros la ardua pero inmensurable tarea de dar vida, solo por mencionar algunas de las responsabilidades con la que desde el momento de nacer ya cargan sobre sus hombros.

Desde el principio de los tiempos, según datos religiosos, la mujer fue creada por Dios con el propósito de acompañar al hombre y junto a el procrear para preservar la vida humana y de esta manera generar vida en la tierra, pero este concepto con el transcurso del tiempo ha venido tomando otro valor.

Gracias a su propio reconocimiento, la mujer de la era moderna ha logrado percibir que muchas tareas u obligaciones que de alguna u otra manera le permitían ser o no ser han venido siendo relevadas y todo con el propósito de darle un lugar mucho más protagónico, un lugar en el cual no simplemente sea vista como una acompañante de vida sino como la protagonista de su propia historia.

Por este motivo nació la conmemoración del Día Internacional de la mujer, una fecha que data del año 1857 tiempo en el cual decenas de trabajadores en la ciudad de Nueva York realizaron una huelga y todo para protestar por las difíciles condiciones laborales en las cuales se encontraban y todo con un propósito firme y trascendental, luchar por lo que le corresponde y que en distintas épocas de la historia le ha sido negado o arrebatado.

Cada 8 de marzo en algunos países, las mujeres tienen el libre derecho de hacerse notar más que cualquier otro día, de demostrar que son merecedoras de gran respeto y que su papel a lo largo de los tiempos más allá de dar vida siempre ha sido ser dueñas de su propio destino.

Por Cristian Andres Campo Rendon.