Daniel Orrego nunca imaginó que su trabajo como “Catanguero” en las minas su pueblo natal, Segovia lo llevarían a hacer carrera en una de las productoras de oro, más grandes de Colombia, una oportunidad que le ha permitido tener una vida estable con su familia y su pequeña hija.

En Colombia, el día del padre se celebra el tercer domingo de junio. Este año, los planes para la celebración ya están listos, como sucederá en la casa de Daniel Orrego. Ese día, durante su trabajo en la mina de Gran Colombia Gold anhelará el momento de llegar a casa, donde lo recibirá su pequeña Emily Julieth, de tan solo 2 años.

Gran Colombia Gold, donde trabaja este hombre minero, opera en Segovia, Antioquia y a pesar de la pandemia por el COVID-19 no ha detenido su producción, la cual tuvo un resultado anual de 196 362 onzas de oro el año pasado. Considerada la mayor productora de oro en Colombia, espera para este año producir entre 200 000 y 220 000 onzas del metal precioso.

A este minero de 26 años, la vida le dio un giro de 180° hace más de 2 años, cuando se enteró que iba a ser padre. En ese momento, se convirtió en el ser más orgulloso de la tierra y no pudo detener las lágrimas de felicidad que rodaron por su rostro, las mismas que volvieron a brotar ese 4 de enero de 2019, cuando tuvo que salir de prisa de su trabajo hasta Yolombo, Antioquia donde por fin recibió en sus brazos a la bebé.

Desde entonces, “la niña se ha convertido en mi motorcito, la vida me cambió, sentí que debía ser más responsable, trabajar y prepararme para darle un mejor futuro a mi hija y seguirle ayudando a mi mamá y a mis viejitos” -como se refiere a sus abuelos, que ayudaron con su crianza-. Aunque con su padre, no ha tenido mucha cercanía, no se atreve a juzgarlo y menos ahora que él también es papá.

El padre de Emily hace parte de esos hombres mineros que buscan un futuro para su familia.  Segovia siempre ha sido un territorio minero. El oro ha sido la fuente de sustento y casi la única oportunidad de trabajo para los habitantes de este municipio, que no supera los 44 mil habitantes.

Esta oportunidad se le presentó a Daniel cuando tenía 17 años, y acababa de terminar su bachillerato. Empezó a “catanguiar”, como muchos jóvenes de su región, un oficio que consiste en sacar minerales y rocas de las profundidades de los socavones en una especie de morral, cargado a la espalda. Así es como hombres y mujeres se ganan el día a día en las minas artesanales de la región.

Después de tres años lidiando con las cargas a su espalda para ayudar a su familia, Daniel Orrego logró entrar a Gran Colombia Gold. “En esta empresa encontré estabilidad, un salario que recibo puntualmente, he conseguido en seis años escalar en varios procesos de la extracción del oro, estudiar un técnico en manejo ambiental, y comprar un lote en Segovia para construir la casa para mi familia”, cuenta con voz de satisfacción.

Como minero, Daniel quiere seguir estudiando algo más que complemente sus conocimientos en manejo ambiental. En enero de este año, sus jefes lo sorprendieron nombrándolo Supervisor de filtro prensa. En esta área de trabajo se encargan de desaguar residuos y recuperar el agua del proceso de extracción.

A Daniel Orrego el destino le ha brindado entre tantas oportunidades, la de celebrar este año el día del padre junto con su esposa y su “motorcito de vida”: su hija Emily Julieth. Además, espera que los próximos años lo pueda hacer teniendo ya la parejita y “cerrar la fábrica”, concluye con una sonrisa este padre amoroso.