Mujeres le han declarado la guerra a los Tacones

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Los tacones han sido desde hace siglos los eternos compañeros de las mujeres, aunque en sus orígenes, que se remontan a la época de los egipcios, fueron un accesorio propio de los hombres: el manejo de los caballos era más sencillo si los zapatos contaban con una sutil plataforma. De hecho, fue el rey de Francia Luis XIV su gran impulsor como un elemento de moda e incluso fascinación masculina.

Sin embargo, aunque se normalizó en el siglo XV, es cada vez más inusual ver a un hombre encaramado en este tipo de calzado, como sí sucedía en los años 70. Incluso, son cada vez más las mujeres que, en pleno siglo XXI, se están revelando contra su uso apelando, por un lado, a la comodidad, y por otro, al derribo de los estrictos códigos de vestimenta que las obligan solo a ellas a llevarlos.

“Desde que la lucha feminista estalló, desde tan atrás como el siglo XIX, las mujeres que buscaban igualdad de derechos y más opciones de vida comenzaron a buscar también una forma de vestir que permitiera más libertad de movimiento”, explica en su blog Vanessa Rosales, experta colombiana en historia de la moda y tendencias.

Bajarse de los tacones se ha convertido en la nueva protesta feminista, como antes sucedió con el corsé, coincidiendo, además, con el auge de movimientos como el #MeToo, que cuestionan las prácticas discriminatorias y de abuso que todavía persisten en contra de las mujeres.

En la alfombra roja de la última edición del Festival de Cannes, la actriz Kristen Stewart, quien formaba parte del jurado, mostró su disconformidad con los altísimos Louboutin que llevaba desprendiéndose de ellos al inicio de la gran escalinata que da acceso al Palacio de Congresos y ascendiendo descalza. “Si no les pides a los hombres que se pongan tacones y un vestido, no me lo puedes pedir a mí”, llegó a decir en la misma cita del 2017.

Antes que ella, otras compañeras de profesión denunciaron en varios actos protocolarios, diciendo ‘adiós’ a sus tacones, la presión de la que son objeto para verse siempre perfectas. Julia Roberts lo hizo en el 2016, también en Cannes, donde se paseó con los pies desnudos, pero ataviada con un imponente vestido negro de Armani Privé. En los Globos de Oro del 2014, la británica Emma Thompson salió al escenario con sus tacones en la mano y expuso: “El rojo de esta suela es mi sangre”, en protesta por el dolor que, en muchos casos, ocasiona este tipo de calzado a su portadora.

‘La mujer maravilla’, como se conoce a la actriz israelí Gal Gadot, quien interpretó a este personaje en la película homónima de DC Comics, también hizo de los zapatos planos su sello de identidad durante la gira de promoción del filme. “Los tacones, sobre todo los ‘stilettos’, te hacen perder el equilibrio. Podemos caernos en cualquier momento. Y no son buenos para la espalda. Es cierto que puedo llevar tacones, pero pensé: ‘¡Voy a ir de plano!’ ”, dijo en una entrevista a ‘USA Today’.

El desencantamiento generalizado de las mujeres con los tacones, sobre todo los que miden más de diez centímetros, no es exclusivo de las grandes citas del séptimo arte ni de sus estrellas. En los escaparates, las calles del mundo y las pasarelas es visible cómo estos accesorios retroceden y se da paso a otros que, por lo menos a simple vista, buscan mayor comodidad femenina.