Publicidad

Jugaba con el Pereira y vendía buñuelos en el vestuario para ajustar su salario

WhatsApp

Deportivo Pereira arribó el 9 de diciembre del 2014 el hotel Termales el Otoño de Manizales. Debía hacer el ciclo final de preparación para participar en el cuadrangular que se jugó un mes después, en enero del 2015, en Bogotá para definir, de los equipos de tradición, los dos ascendidos a la A.

El equipo hizo la adaptación para competir en la altura de Bogotá. Sin embargo, dos semanas después, el 23, el técnico José Fernando Santa renunció para irse a laborar con el Atlético Huila.

El grupo de jugadores se fue a pasar la Navidad y la dirigencia se quedó buscando el cuerpo técnico hasta que dieron con el escogido: el argentino Hernán Lisi.

El 3 de enero el onceno «Matecaña» se encontró en Pereira y viajó a Bogotá, donde disputó el cuadrangular con Quindío, Magdalena y Real Cartagena; en el otro jugaron América, Bucaramanga, Cortuluá y Cúcuta Deportivo. Finalmente ascendieron Cortuluá y Cúcuta Deportivo.

El equipo volvió a Pereira y fue autorizado para tomar un descanso de dos o tres días antes de arrancar la pretemporada para el Campeonato regular.

Se llegó la hora del retorno y todos se reunieron en el camerino del estadio Hernán Ramírez Villegas. Los directivos del equipo, encargados en el proceso de liquidación de la entidad, bajaron al camerino con la intención de saludar y hablar de los proyectos de la temporada.

Al llegar al sitio se encontraron con un escenario muy particular, muy curioso: un jugador les vendía buñuelos a los demás compañeros. Uno por uno iban llegando con el café en una mano y cogían los buñuelos que vendía el jugador pereirano.

Los dirigentes se le acercaron y la preguntaron por lo que hacía y respondió: «Lo hago porque esto me ayuda en tiempo de dificultades y el equipo, que no paga mucho se cuelga con las quincenas».

Fue una historia que sorprendió positiva y negativamente a los dirigentes. Positiva, por la capacidad del deportista para no quedarse quieto y rebuscarse, y negativamente, porque puso en evidencia los incumplimientos y los salarios tan bajitos que pagaba el Matecaña.