La noche del 13 de noviembre de 2015, nueve hombres sembraron el terror en varios puntos de la capital francesa y su suburbio Saint-Denis, dejando 130 muertos y más de 350 heridos.
Esa noche la ciudad luz se apagó, la oleada terrorista que sacudió a París comenzó en el Estadio de Francia, donde tres kamikazes se suicidaron con chalecos explosivos poco después del inicio de un amistoso entre las selecciones nacionales de fútbol de Alemania y Francia y causaron la muerte de una persona.
Momentos después otro comando islamista disparó contra varios bares y terrazas del centro de la capital, sembrando un caos que alcanzó el infierno en la sala de conciertos Bataclan, donde estaba actuando el grupo estadounidense Eagles of Death Metal y fueron asesinadas 90 personas. En total el ataque en la capital francesa dejó 130 muertos.
“El concierto se detuvo, todo el mundo estaba tirado en el suelo”, recuerda un espectador llorando. “Seguían disparando a la gente a un ritmo infernal y luego lo que hice: tomé a mi madre, nos tumbamos en el suelo y después de un rato alguien dijo ‘se han ido’. Así que tuvimos que correr. Salimos por la escalera de incendios del lado de Bataclan. Todavía había disparos, y yo sobreviví con mi madre. Es una pesadilla”
Una noche de horror que cada año Francia recuerda, y que este año lo hizo con más razones, ante los recientes ataques terroristas; el país está nuevamente en su máximo nivel de alerta tras los recientes atentados, incluyendo el asesinato del profesor Samuel Paty y un ataque con cuchillo en una iglesia en Niza (sureste).
Como cada año, las conmemoraciones de estos ataques inició frente al Estadio de Francia, el primero de los seis lugares atacados, donde el primer ministro depositó una corona de flores y guardó un minuto de silencio.
Siguiendo el orden cronológico de los ataques, Castex, acompañado de la alcaldesa de París y otros funcionarios locales, repitió el mismo ritual frente a los bares, restaurantes y a la sala de conciertos Bataclan, donde los yihadistas mataron indiscriminadamente.
Debido a las estrictas restricciones por el coronavirus, se tuvo que limitar el número de personas presentes en las conmemoraciones. A diferencia de los otros años, no está previsto ningún evento que reúna a los familiares de las víctimas y los sobrevivientes de los ataques.
Los atentados del 13 de noviembre de 2015 fueron los más mortíferos cometidos en Francia y los primeros a manos de suicidas.
Fuente: Agence France-Presse